La genética es la rama de la biología que se
encarga del estudio de aquello
es transmitido en sucesivas generaciones a través de los genes. El
concepto también hace referencia a lo que se vincula con el comienzo, el inicio o la raíz de algo.
Por ejemplo: “El niño sufre una enfermedad
genética y necesita con urgencia un transplante para poder seguir viviendo”, “Creo que el secreto de mi capacidad de salto se encuentra en la
genética”, “Es un perro de buena genética
que seguramente se mantendrá saludable hasta avanzada edad”.
La genética, por lo tanto, analiza cómo se transmite la herencia de la biología de
un individuo a otro. Su principal objetivo es explicar la manera en que los
rasgos y diversas cualidades pasan de los padres a sus descendientes.
Estas transferencias se desarrollan mediantes los genes, compuestos por fragmentos
de ácido
desoxirribonucleico o ADN, una molécula que se encarga de la
codificación de los datos genéticos presentes en las células.
El ADN, que controla las funciones,
el comportamiento y la estructuración de cada célula, tiene la capacidad de
replicarse y producir una copia de sí mismo.
Partiendo de todo lo expuesto podemos establecer que también existen las
llamadas enfermedades genéticas que son aquellas que se producen como
consecuencia de la alteración del genoma. A nivel básico las mismas pueden
clasificarse en hereditarias y en no hereditarias.
Entre las enfermedades de este tipo destacan varias entre las que se
encuentran, por ejemplo, el síndrome de Tourette que se caracteriza fundamentalmente
porque la persona en cuestión cuenta con un trastorno de tipo neuropsiquiátrico
que le lleva a tener multitud de tics ya sea a nivel vocal o a nivel físico.
Junto a él también se halla la enfermedad de Canavan que es de tipo
hereditario y que se caracteriza porque quien la padece va sufriendo una
degeneración progresiva de la materia blanca del cerebro. Este hecho supone que
la persona que la padece tenga muy poco tiempo de vida y, como máximo, llega a
alcanzar los primeros años de lo que es la edad adulta.
Es posible subdividir la genética en distintas ramas, como la molecular (centrada en cómo
se compone y se duplica el ADN), la cuantitativa (estudia
los efectos que generan los genes en un fenotipo) y la mendeliana o clásica (focalizada en el conocimiento
de los genes y de los cromosomas para comprender cómo se transmiten a través de
las distintas generaciones), entre muchas otras.
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